Todo es temporal
Aceptar la impermanencia de la vida puede ser una de las herramientas más valiosas que podemos tener. Las personas tendemos a querer que las cosas se queden como están porque la permanencia nos brinda un sentido de estabilidad y seguridad. Sin embargo, la permanencia es una ilusión.
No importa qué pase, la vida sigue. Entre más pronto aprendamos a abrazar la impermanencia y la incertidumbre que viene con ella podremos vivir más ligeras. Uno de los aprendizajes más grandes que nos presentó la pandemia fue esto, la importancia de la paciencia y de estar abiertas al cambio. Ser pacientes también nos ayuda a pensar con claridad, analizar cómo nos sentimos y qué es lo que realmente queremos antes de tomar una decisión importante.
Es común querer escapar de la ansiedad, tristeza y el enojo. Detrás de estas emociones hay patrones, influencias, detonantes y heridas de infancia. Es por eso que es importante aprender cómo ajustarse a los cambios que presenta la vida de una manera sana al permitirnos sentir, crear una red de apoyo, expresar nuestras emociones o acudir a ayuda profesional.
Por otro lado, el cambio también representa oportunidad. Aprender a encontrar oportunidades en la impermanencia puede ayudarte a crecer y conocer otras cualidades dentro de ti. Encontrar significado en nuestras vidas es clave para nuestro crecimiento. Si logras transformar los retos que te presente la vida en algo que te de valor, propósito o significado podrás tener una perspectiva diferente.
Por último, agradecer te ayudará a reconectar con tu centro. Comenzar tu día agradeciendo puede transformar por completo tu relación contigo y con los demás, con la experiencia que decides tener durante el día. En lugar de solo hacerlo cuando te suceden cosas positivas, agradecer por las mañanas y antes de dormir puede ser de los mejores hábitos que puedas adoptar en tiempos inciertos. Recuerda, no tomes decisiones permanentes en situaciones impermanentes.
