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Aprende cómo responder en lugar de reaccionar

La mayoría de las veces las personas reaccionamos a lo que sucede a nuestro alrededor como una respuesta en automático compuesta por nuestras experiencias pasadas y creencias. El problema es que éstas reacciones no suelen ser las mejores, especialmente cuando nos enfrentamos a un cambio, una crítica, un conflicto, o algún reto personal. Aprender a responder puede ser tu mejor aliado en estas situaciones.

 

En este artículo te quiero compartir por qué es importante practicar la conciencia de tus emociones, estar presente con lo que sientes y saber identificarlo para así tener la capacidad de que te puedas dar tiempo para responder versus reaccionar. 

 

Las reacciones se dan cuando no somos conscientes, nacen directo desde nuestro inconsciente. La forma en la que reaccionamos no suele venir de una decisión consciente, sino más bien nace de nuestros instintos y comportamientos aprendidos. Cuando reaccionamos, damos permiso a que nuestros instintos decidan sin tomar en cuenta las consecuencias o las implicaciones de esa reacción. Al dejar la conciencia a un lado, no tenemos tanto control como nos gustaría.

 

En algunos artículos te he hablado de cómo nuestro cerebro está diseñado para sobrevivir, por lo tanto tiende a protegernos incluso cuando sabemos que no estamos en peligro y aquí es cuando es importante tener presente la conciencia y el hábito de pausar antes de reaccionar.

 

Responder implica dejar ir los comportamientos aprendidos en automático, toda aquella programación y creencias que te limitan y te pueden hacer más daño que bien. Para saber responder, es necesario ser paciente, tomarse el tiempo de parar, observar y ser consciente de la reacción que tendrías y tu estilo de comunicación. Una vez hecho esto, puedes ser más racional para decidir cómo quieres responder a la situación. Incluso cuando estás en ese momento de pausa, podrás notar cómo sería tu reacción si te das la oportunidad de parar y sentir qué hubieras hecho si no te darías el tiempo para pensar y sentir tus emociones. 

 

Cuando respondemos en lugar de reaccionar, transformamos nuestra conciencia, reconociendo las emociones negativas que nos pueden atravesar en ese momento. Ignorarlas no sirve de nada pero entender que son parte de una programación puede crear el espacio necesario en tu vida para ser flexible y compasiva contigo misma. Entre más practiques este hábito, será menos probable que reacciones y que la situación sea peor para ti y quienes te rodean. Poco a poco podrás identificar tus emociones, el miedo y la ansiedad que te lleva a reaccionar, ser consciente de cada momento y responder de una forma que alimente más tu propio equilibrio y bienestar. 

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