La vida es una experiencia que nos permite conocernos, es un conjunto de emociones de todo tipo y quizás la herramienta que nos permita a navegar mejor entre ellas es la resiliencia. 

 

La resiliencia es la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y poder adaptarse al haber experimentado alguna situación inusual e inesperada. Las personas resilientes son reconocidas por tener una perspectiva donde no existe una vida dura, sino solamente momentos difíciles. 

 

Una persona resiliente acepta la realidad tal y como es, cree profundamente que la vida tiene sentido, es perseverante y no se rinde hasta que su situación mejore. 

 

Una estrategia para promover la resiliencia con los hijos es deshacerse de la necesidad de resolver todos los problemas a los que se enfrentan. Cuando los hijos llegan con algún problema, el comportamiento más común es explicar a los hijos por qué suceden estas cosas. Intenta en su lugar, hacer preguntas, de esta forma ellos y ellas podrán resolver el conflicto y construir soluciones. Otra herramienta es ayudarlos a identificar sus emociones, muchas veces cuando los niños pasan por un momento difícil no saben expresar lo que sienten, pregúntales y pídeles que describan qué sienten, dónde lo sienten y guíalos para que puedan etiquetar esas emociones e identificarlas. Recuérdales que todas las emociones son pasajeras pero reconocerlas nos permite vivirlas y atravesarlas. 

 

Nuestros cerebros responden a la información que nos rodea y gracias a los estudios que realiza la neurociencia, hemos descubierto que la resiliencia puede ser enseñada y cultivada a cualquier edad. Practica la gratitud como una herramienta diaria para transformar tu perspectiva de vida y cultivar cada día un poco más de herramienta en tu vida y en la vida de quienes te rodean.