Hablar de duelo y atravesar un duelo no es una experiencia fácil. Sabemos que es parte de la vida pero las pérdidas de las personas queridas o cercanas a nosotros son dolorosas.

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Para tratar este tema con los niños es importante hacerlos parte de lo que nosotros también estamos viviendo y ser honestos en el proceso. Una de las recomendaciones más importantes es ser honestos con ellos. Ser sinceros con los niños facilita que puedan contactar con sus emociones y también crear el espacio necesario para un diálogo y acompañamiento. Prepara a tu hijo o hija para lo que pueda suceder durante los días del velorio o el día del funeral. Compartir los detalles de lo que puede suceder permitirá a él o ella tener una idea más clara de lo que va a suceder y también la opción de decidir qué tanto quiere estar expuesta o participar en el proceso. Habla de los planes a futuro, de cómo se podrá llegar a sentir una situación o evento importante de la familia sin esa persona también pueden intentar realizar alguna actividad que conmemora al ser querido que ya no está aquí.

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Por otro lado, evita ocultar tus emociones y pretender que no ha sucedido nada. Cuando estamos en etapa de negación y nos mostramos de esta forma ante los niños ellos pueden confundirse y también desconectarse de sus propias emociones y realidad. No tengas miedo de hablar y compartir recuerdos del ser querido.

 

Mantener su recuerdo vivo permite abrazar el dolor, avanzar  del mismo, y sanar. Cuando sufrimos pérdidas, en ocasiones nuestra rutina puede llegar a cambiar mientras nos adaptamos a esta nueva realidad. Te recomiendo evitar cambiar la rutina del niño o la niña, los niños necesitan de consistencia y sacarlos de su día a día puede desestabilizarlos. Recuerda que los niños están viviendo situaciones por primera vez, o en el caso de que sean una serie de pérdidas en poco tiempo también buscarán algo que los pueda sostener, ya sea el abrazo, la rutina, la familiaridad en su día a día y sus entornos cotidianos.

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Parte de la experiencia humana es atravesar por estos procesos dolorosos. No tengas miedo a compartir tu dolor y emociones con tus hijos ya que estas experiencias también nos pueden acercar aún más a ellos.